Antonio Colmenares Martínez
No habría necesidad de tantos conceptos, interpretaciones, fallos de tribunales, disputas y amenazas de demandas, entre otros, si con tan solo un poco de nobleza, los diputados, para solucionar el problema surgido con la elección de presidente de la Asamblea, en una sana interpretación, no de reglamentos ni normas, sino de lo que se necesita para la gobernabilidad del departamento, ‘depusieran las armas’, hicieran una ‘tregua a la ambición’ y pensaran en la gente, al menos en los que votaron por ellos ¿Será mucho pedir?
Así como los jueces no opinan, solo fallan o decretan, los partidos políticos, según lo que se ve, no tienen sólidas ideologías, solo tienen evidentes intereses de poder, pero no para buscar beneficios para la comunidad que voto por ellos, no, eso es lo de menos, los intereses de poder tienen que ver más asuntos económicos, de contratación, de acomodos, así haya que romper relaciones filosóficas con las entrañas de los mismos partidos. ¿Quién entiende eso? Pues nadie, pero así es. El Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina pasa por un momento que seguramente servirá para que en el futuro otros departamentos aprendan lo que no se debe hacer. La Asamblea es un punto de mira actual. No hay presidente en la práctica, aunque en teoría hay dos. Uno apoyado por varios partidos, entre ellos el partido liberal y otra presidente liberal, pero a la que no apoya su propio partido.
La gente no sabe qué va a pasar después de la decisión del Tribunal Administrativo que suspendió la acción electoral. Para algunos expertos analistas la presidente sigue siendo la diputada Margith Bandera porque interpretan que solo está ‘suspendida’, para otros politólogos el presidente es Escorcio Cristopher Pomare, por una mayoría de votos desconocida por el presidente de la Duma Carlos Carvajal, que aplicó una interpretación del reglamento interno, un tecnicismo que a su grupo de políticos unidos y pertenecientes a varios partidos les dio la oportunidad de ‘arañar’ el poder a través de mantener la presidencia.
Los días pasan y ‘de aquello nada’, los ‘honorables’ no dan señales de practicar lo que ellos mismos pregonan: ‘La unión’. Solo palabras y como decía Frida Kahlo, ‘si no vas a actuar, no quiero palabras porque para eso me leo un libro”. Son incapaces todos de despojarse de la soberbia para pensar en las necesidades de la población y solo están a la espera de ‘ganar’, solo se miran en el espejo personal, se arrodillan ante sus propios intereses.
Ahora buscan el mecanismo o el ‘tecnicismo’ para obtener esa presidencia que ya no es solo la necesidad de organizar la administración de la Asamblea sino una especie de trofeo al que ninguna de las partes está dispuesta a ceder.
Lo que extraña es que hay quienes aconsejan que, para resolver esta ecuación enredada, se pida un concepto al ministerio del Interior y extrañamente son los mismos que creen que en las islas hay profesionales que pueden tomar decisiones como esa para evitar ‘el colonialismo’.